La Toma de Granada por los Reyes Católicos

Al tiempo que acceden que reinan los Reyes Católicos lo hace en el Reino nazarí de Granada, Muley Abul Hasan Alí (Mulay Hacen para los cristianos) el cual, estaba enfrentado con su hermano Abu Abd Allah Mohamemd ib Saab (apodado el “zagal”). El primero lideraba a los zegries, mientras el segundo lideraba a los abencerrajes que pretendían colocar en el trono al hijo de Mulay Hacen, Mohamed Abu Abd Allah, el Boabdil de los cristianos. Poco antes de expirar un periodo de tregua, los nazaríes se negaron a pagar los habituales tributos a Castilla y se apoderaron sorpresivamente de la plaza de Zahara (Cádiz), en 1481.
En represalia, el marques de Cádiz se apoderó de Alhama (Granada), en 1482, que Muley Abul Hasan trató de recuperar infructuosamente, pero venciendo a los cristianos en Loja y en la Ajarquía (Granada) en 1482 y 1483.
Ese mismo año, a Lucena acudió Boabdil (Cordoba), siendo derrotado y llevado al cautiverio. Con gran habilidad los Reyes Católicos pactaron con Boabdil, poniéndole en libertad y facilitándole medios para que pudiera acceder al trono de Granada.
En el año 1485 murió Muoley Hacen y los cristianos se apoderaban de Lopera (Jaén), Zahara, Setenil (Cádiz) y Ronda (Málaga). Al año siguiente conquistan Loja y en 1847 Velez-Málaga y la propia Málaga. En 1489 se rendía Baeza (Granada), retirandose el “zagal” a cambio de un señorío.
A finales de 1490 todo lo que les quedaba a los musulmanes era la ciudad de Granada y su vega. En esta parte de la contienda se distinguieron cristianos como Hernan Pérez del Pulgar y el Gran Capitan, Gonzalo Fernández de Cordoba.
Sin esperanza de recibir ayuda los musulmanes tuvieron que negociar la rendición. La rendición de Granada a los Reyes Católicos se hizo en términos teóricos generosos para los musulmanes vencidos, perdón general para todos, respeto a sus casas y costumbres, leyes, religión, idioma y vestimenta, el rey Boadbil recibió un importante señorío en Las Alpujarras, y conservarían su propia administración y la mayoría de los impuestos musulmanes. Traemos a colación un fragmento de las capitulaciones:
Las cosas que, por mandato de los muy altos, poderosos y esclarecidos príncipes el rey y la reina, nuestros señores, fueron establecidas con el Alcaide Bulcacin el Muley, en nombre de Muley Baaudili, rey de Granada, y por virtud de su poder que del dicho rey mostró firmado con su nombre y sellado con su sello, son las siguientes:
Primeramente es asentado que el dicho rey de Granada, los alcaldes y alfaquis, alcaides, alguaciles, sabios, mofties, viejos y buenos hombres y comunidad, chicos y grandes de la ciudad de Granada, y del Albaicín y sus arrabales, hayan de entregar y entreguen a sus Altezas o a su mandato, pacíficamente y en concordia realmente y con afecto dentro de sesenta días primeros siempre que se cuenten desde veinte y cinco días del mes de noviembre, que es el día del asiento de la capitulación de estas fortalezas del Alhambra y del Alhaizan, y puertas y torres de la dicha Alhambra y Alhaizan, y las puertas de la dicha ciudad de Albaicín, y sus arrabales, y de las torres de las dichas puertas y las otras puertas de la dicha ciudad, apoderando a sus Altezas o sus capitanes o gentes de cierto mandato en lo alto y bajo de todo ello a toda su libre y entera voluntad. Y que sus altezas manden a sus justicias que no consientan ni den lugar a que ningún cristiano suba al muro que está entre el Alcazaba y el Albaicín para que no vean las casas de los moros, y que si suben, serán castigados. Y así mismo, que dentro de dicho término darán y prestarán a sus Altezas aquella obediencia y fidelidad y harán y cumplirán todo lo que los leales vasallos están obligados a rey y reina y señores naturales.
Y que cumpliéndose las cosas susodichas y cada una de ellas según y en en la manera que aquí se contienen, que sus Altezas y el señor Príncipe don Juan, su hijo y sus descendientes tomarán y recibirán al dicho rey Muley Baaudili y a los dichos alcaides, etc. machos, hembras y vecinos de la ciudad de Granada y del dicho Albaicín y sus arrabales, villas y lugares de su tierra y de las Alpujarras y de las otras tierras que entran en este asiento y capitulación de cualquier estado o condición que sean por sus vasallos, súbditos y naturales de su amparo, seguro y defensa real y les dejarán y mandarán dejar en sus casas y haciendas bienes muebles y raíces, ahora y en todo tiempo para siempre jamás, sin que les sean tomada cosa alguna de lo suyo, antes serán de sus Altezas y de sus gentes honrados favorecidos, y bien tratados como servidores y vasallos suyos.
Las llaves de la Alhambra fueron entregadas a los Reyes Católicos el día 2 de enero de 1492 y es descrito el acto del siguiente modo por Andrés Bernaldez:
(…) El rey e la reina, vista la carta e enbaxada del rey Babdili, aderesçaronde ir a tomar el Alhambra; e partieron del real, lunes, dos días de henero, con grand hueste, muy ordenadas sus batallas; e llegando a cerca del Alhambra, salió el rey moro Muley Babdili, acompañado de muchos cavalleros moros, con las llaves en las manos, encima de un cavallo. E quísose apear a besar la mano del rey, e el rey no se lo consentió descavalgar del cavallo ni le quiso dar la mano; e el rey moro le besó en el braço, e le dió las llaves e dixo: – Tomá, señor, las llaves de tu cibdad; que yo e los que estamos dentro somos tuyos.E el rey don Fernando recibió las llaves e diólas a la reina, e la reina las dió al príncipe, e el príncipe las dió al conde de Tendilla; el cual, con el duque de Escalona marqués de Villena, e con otros muchos cavalleros, con tres mill de cavallo e dos mill espingarderos, enbió entrar en el Alhambra e se apoderar de ella. (…) E el rey moro Muley Babdili, con los cavalleros mayores de Granada e con otros muchos moros, salieron de la cibdad e se fueron, segund las condiciones del partido; muchos se fueron allende e otros lugares de los moros mudéjares ya ganados. E el rey Muley Babdili se fué a vevir e reinar al Val de Purchena, ques en las tierras que el rey avía ganado cuando ganó a Vera, que era todo de mudéjares, donde el rey le dió señorío e renta en que viniesse e muchos vasallos, e le alçó la prisión que de antes le devía, e le dió sus rehenes, que le tenía desque le soltó sobre rehenes quando fué preso.
El rey e la reina e la corte se estovieron en Santa Fee, en la cual todo el tiempo del cerco fabricaron e labraron, e en el real, e a vezes e tiempos en el Alhambra, fasta fin de todo el mes de mayo del año de mill e cuatrocientos e noventa e dos años, e aun parte del mes de junio, que no osaron de allí partir fasta dexar segura la cibdad. En el cual tienpo ovo algunos alborotos en los moros, e les fallaron una mina llena de armas; e le rey puso en la cibdad muchas justicias e alcaldes, e tan buen concierto, que sojudgó muy bien la muchedumbre de los moros que en ella avía, que pasavan de cuarenta mill vezinos. E por los alborotos e desconciertos que algunos moros fizieron mientra la corte allí estovo, que se alborotaron dos o tres vezes, mataron muchos por justicia e cuartearon e despedaçaron otros, en tal manera que los pusieron so el yugo del temor e obidencia que convenía. E sojuzgada en ganada e puesta debaxo del yugo de Castilla la gran cibdad de Granada, el rey e la reina e la corte, en los primeros días de junio, se partieron del Alhambra e vinieron a tener la pascua del Espíritu Santo a Córdova, que fué aquel año a diez días de junio, vitoriosos e bienaventurados con triunfo de onrra e bienaventurança, cuanta la obra lo manifiesta. E así dieron gloriosa fin a su santa e loable conquista, e vieron sus ojos lo que muchos reyes e príncipes desearon ver: un reino de tantas cibdades e villas e de tanta multitud de lugares, situados en tan fortísimas e fragosas tierras, ganado en diez años. ¡ Qué fué esto, sino que Dios lo quiso proveer dello e darlo en sus manos ! .