El Ascenso al Poder de Isabel I de Castilla, la Reina Católica

El 22 de abril de 1451 nació en el Madrigal de la Altas Torres, en el palacio de su padre Juan II de Castilla, fruto del segundo matrimonio del rey con Juana de Portugal, hoy monasterio de Nuestra Señora de Gracia, Isabel de Castilla.

Hasta los dos añoS de edad, Isabel, ocupó el segundo lugar en la línea de sucesión al trono de Castilla, detrás de su hermanastro Enrique IV. En 1453 el nacimiento de su hermano Alfonso la colocó en un tercer lugar al ser preferido este último por su condición de varón y se quedó en cuarto lugar cuando nace Juana, hija de su hermanastro Enrique IV.

Enrique IV, a la muerte de su padre Juan II, accede al trono de Castilla en 1454. Hasta que nació su hija Juana, presuntamente fruto del segundo matrimonio de Enrique IV con Juana de Portugal, el heredero al trono fue el príncipe Alfonso, hermano pequeño de Isabel.

Las dudas sobre la paternidad de Juana, a la cual se creía hija de Juana de Portugal y del favorito del rey, Beltrán de la Cueva, supuso para Enrique IV, que parte de la nobleza castellana tratara de deponer al rey y entronizaran a su hermano Alfonso el 5 de junio de 1464, en la llamada farsa de Avila.

El 5 de julio de 1468, víctima de la peste según algunos cronistas o envenenado por el maestre de Santiago, Juan Pacheco, falleció Alfonso, llamado por algunos Alfonso XII.

Los derechos al trono de Castilla pasaron a Isabel, que serían legítimos siempre que se mantuviera como cierto que la hija de Enrique IV, Juana la Beltraneja, no era en realidad hija del Rey.

Isabel, a la muerte de su hermano Alfonso, no accedió al trono de Castilla, sino que permitió que su hermano Enrique IV volviera a ocupar el trono mientras fuera considerada princesa-heredera en los llamados Pacto de los Toros de Guisando, firmado el 18 de septiembre de 1468.

El 18 de octubre de 1469 se casó en Valladolid con Fernando de Aragón, príncipe heredero de la Corona de Aragón, contra los deseos de su hermano Enrique IV, partidario de la boda de Isabel con Alfonso V, rey de Portugal.

Esta decisión provocó que Enrique IV, cerca del Monasterio del Paular, el pronunciamiento de Valdelozoya. En dicho pronunciamiento manifestó que Isabel perdía su condición de heredera a favor de Juana la Beltraneja, a la cual reconocía como hija legitima. A dicho pronunciamiento le manifestaron su apoyo la mayoría de los nobles castellanos y muchas e importantes ciudades de Castilla, quedando por tanto la causa de Isabel bastante mermada.

Diversos acontecimientos en 1474, como la muerte del Papa Julio II, que apoyaba a Enrique IV y la subida al solio pontificio de Sixto IV, el cual tenía como vicecanciller a Rodrigo de Borja, súbdito natural de los reyes de Aragón, así como acercamiento de la poderosa famila de los Mendoza a la causa isabelina, a causa de la designación como obispo de Sigüenza a Pedro González de Mendoza y el pronunciamiento de Segovia a favor de Isabel provocaron un aumento de la causa isabelina.

El 11 de diciembre de 1474 falleció en el Alcázar de Madrid Enrique IV, siendo declarada reina en Segovia el 13 de diciembre Isabel de Castilla. Dicha proclamación supuso una guerra civil que duró hasta 1479, en la que apoyaba Portugal a los partidarios de Juana la Beltraneja y Aragón a Isabel Triunfante Isabel, se firmó el tratado de Alcacovas-Toledo mediante el cual se puso fin al conflicto, se ratificó a Isabel como soberana de Castilla y se confinó a Juana en el convento de las Clarisas en Coimbra. De esa manera, se consolidó la doble monarquía española y se inició el largo reinado de Isabel y Fernando, llamados los Reyes Católicos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *